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Los autos forman parte esencial de la vida moderna, pero también son una de las principales fuentes de contaminación ambiental. Cada día, millones de vehículos emiten gases que deterioran la calidad del aire y agravan el cambio climático.
Las teorías conspirativas sobre las estelas blancas que dejan los aviones en el cielo carecen de base científica. Expertos en meteorología explican que estas formaciones son simples fenómenos naturales. No se trata de «estelas químicas», sino de vapor de agua condensado en condiciones específicas de frío y humedad.
Este tipo de formación, conocida como estela de condensación, ocurre cuando el vapor que sale de los motores de los aviones se enfría rápidamente y se convierte en cristales de hielo. El fenómeno es comparable al aliento visible que las personas exhalan en climas fríos. Ninguna evidencia científica respalda la idea de que estas nubes contengan químicos tóxicos.
A diferencia de estos mitos, los verdaderos contaminantes provienen de fuentes mucho más cotidianas, como los autos. Los gases que emiten los vehículos sí generan un impacto directo en el medio ambiente y en la salud de las personas, sobre todo en las zonas urbanas densamente pobladas.
Los autos liberan una mezcla de gases contaminantes que afectan la calidad del aire y aceleran el calentamiento global. El dióxido de carbono, aunque no es tóxico, actúa como el principal gas de efecto invernadero, responsable de cambios en los patrones climáticos y fenómenos extremos. Su presencia constante en la atmósfera aumenta la temperatura del planeta.
Estos compuestos agravan enfermedades respiratorias, fomentan la formación de smog y favorecen la lluvia ácida, que daña suelos, lagos y vegetación. Incluso en bajas concentraciones, el impacto sobre la salud humana y el entorno es considerable.
Los motores diésel añaden un problema adicional: partículas finas en suspensión. Estas diminutas partículas, invisibles a simple vista, pueden alojarse en los pulmones y provocar daños a largo plazo. Aunque los vehículos nuevos incorporan filtros para mitigar esta contaminación, el parque automotor antiguo sigue siendo un riesgo latente.
En Lima, los autos emiten una gran cantidad de contaminantes que deterioran la calidad del aire. El crecimiento del parque automotor, junto con el uso prolongado de vehículos antiguos, eleva los niveles de CO2 y otros gases perjudiciales.
La exposición constante a este aire contaminado incrementa los problemas respiratorios en la población urbana. Estudios realizados en distintas zonas de la ciudad muestran concentraciones de contaminantes por encima de los límites seguros establecidos por la OMS. Para enfrentar esta situación, se necesita reforzar la fiscalización de emisiones, acelerar la renovación vehicular y apostar por tecnologías más limpias que reduzcan el impacto ambiental de los autos.
Petramás contribuye a la reducción de emisiones provenientes de los autos mediante la transformación de residuos en energía. Gracias a sus rellenos sanitarios modernos y plantas de biogás, convierte desechos orgánicos en electricidad limpia, disminuyendo la dependencia de combustibles fósiles.
Su modelo de economía circular permite aprovechar residuos que, de otro modo, liberarían metano y dióxido de carbono a la atmósfera. Con esta tecnología, la empresa reduce el impacto climático y ayuda a mantener un aire más limpio en Lima y otras ciudades donde opera.
Las soluciones sostenibles como las que impulsa Petramás muestran que es posible combatir la contaminación del aire generada por los vehículos. La innovación, combinada con compromiso ambiental, ofrece un camino claro hacia un futuro con menos emisiones y mayor calidad de vida.
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