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Las tormentas tropicales, conocidos fenómenos climáticos extremos, no solo generan destrucción en su paso, sino que también tienen un impacto ambiental más complejo.
Las tormentas revelan un rol inesperado en la contaminación global al transportar microplásticos desde el océano hacia tierra firme. Este hallazgo amplía el entendimiento de los impactos ambientales asociados a estos fenómenos y refuerza su vínculo con el cambio climático.
Una investigación demuestra una conexión física directa entre la contaminación plástica y el calentamiento global. Ambos procesos avanzan de forma paralela y refuerzan sus efectos a escala planetaria.
El trabajo de campo se desarrolló en Ningbo, China, donde los investigadores recolectaron muestras de deposición atmosférica cada doce horas durante el impacto de los tifones Doksuri, Gaemi y Bebinca.
Los datos mostraron niveles estables de microplásticos antes de cada evento, seguidos por incrementos abruptos durante el impacto del tifón.
Tras el alejamiento de las tormentas tropicales, los niveles retornaron rápidamente a valores iniciales. Este comportamiento confirmó la presencia de pulsos transitorios de contaminación directamente asociados a cada evento extremo.
El análisis químico de las partículas permitió diferenciar su procedencia. En condiciones normales predominaron polímeros urbanos como PET y nailon, comunes en entornos continentales.
Durante las tormentas tropicales surgió una mayor diversidad de polímeros, incluidos PVC, acrílico y PTFE, materiales habituales en sedimentos marinos y aguas profundas. Esta composición desapareció una vez finalizado el evento.
Más del 60 % de las partículas presentó tamaños inferiores a 280 micrómetros, rango que coincide con los microplásticos expulsados por el estallido de burbujas en mares agitados. El modelado atmosférico confirmó trayectorias de aire provenientes directamente del océano.
El estudio concluye que las tormentas tropicales funcionan como agentes activos dentro del ciclo global del plástico. La energía del sistema remueve partículas desde el océano, las transporta por la atmósfera y las deposita en extensas zonas terrestres.
Este proceso se intensifica en un contexto de cambio climático, donde océanos más cálidos fortalecen las tormentas tropicales y aumentan la fragmentación de residuos plásticos. El resultado expone a ciudades costeras a una carga invisible de microplásticos con posibles impactos en la salud pública.
Frente a este escenario, la gestión eficiente de residuos adquiere un valor estratégico. Empresas como Petramás, enfocadas en el manejo integral de residuos y la reducción de contaminación en ríos y mares, contribuyen a disminuir la cantidad de plástico disponible para ser movilizado por tormentas tropicales, fortaleciendo así la adaptación ambiental y climática.
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