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Las consecuencias del calentamiento global están alterando la composición nutricional y el sabor de una variedad de alimentos, desde las manzanas y la lechuga hasta el vino y la cerveza, afectándolos de maneras tanto positivas como negativas. Hace una década, investigadores japoneses descubrieron que las manzanas tipo «fuji» se volvían menos ácidas y crujientes debido a la floración y maduración tempranas provocadas por el calentamiento global.
Aunque la comunidad científica ha advertido durante mucho tiempo sobre el impacto del cambio climático en la agricultura, aún son limitados los estudios que se centran específicamente en las propiedades de los alimentos. Muchos de estos estudios requieren largos períodos para desarrollarse, lo que ha retrasado la comprensión completa de cómo el cambio climático afecta la calidad y el valor nutricional de los alimentos que consumimos.
En general, las plantas despliegan numerosos mecanismos para enfrentar el estrés ambiental. Uno de estos mecanismos es la síntesis de compuestos protectores, como los azúcares, que se acumulan durante los periodos de sequía, afectando el sabor de los alimentos. Estos azúcares adicionales influyen en el sabor percibido de inmediato.
Sucede también con el vino, donde el calor incrementa la concentración de azúcares en la uva, resultando en una mayor graduación alcohólica y modificando los perfiles organolépticos.
Por ejemplo, los compuestos responsables del color rojo en la lechuga de hoja roja aumentan con altas temperaturas o radiación, siendo potentes antioxidantes beneficiosos para la salud. Sin embargo, no todos los efectos son deseables. Algunos tubérculos, por ejemplo, sintetizan más lignina para protegerse de la sequía, lo que deteriora su textura y dificulta su digestión.
En 2015, científicos de la Universidad de Melbourne en Australia analizaron cómo el cambio climático podía reducir la calidad de hasta 55 alimentos básicos en su país, abarcando desde las hortalizas hasta la carne. Sus hallazgos subrayaron la vulnerabilidad de estos alimentos frente a las variaciones climáticas.
Un estudio de 2021, realizado por las universidades de Tufts y Montana en Estados Unidos, destacó que la producción de café a mayor altitud, como una adaptación al cambio climático, estaba asociada con un descenso en la calidad del sabor y del aroma. Este cambio en las condiciones de cultivo afecta negativamente a uno de los productos más consumidos a nivel mundial.
Además, otros productos como el queso y el jamón también se ven afectados por el cambio climático debido a la dieta de los animales. La producción de pastos y bellotas, esenciales para la alimentación de los animales, disminuye con el aumento de las temperaturas y la reducción de las lluvias, lo que impacta directamente en la calidad de estos productos.
Perú es considerado un país «particularmente vulnerable» a los efectos adversos del cambio climático, ya que presenta siete de las nueve características señaladas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Entre los sectores y ecosistemas más vulnerables se encuentran la agricultura, los bosques, la pesca y la acuicultura. Estos sectores son fundamentales para la economía y la seguridad alimentaria del país, y su fragilidad
El medio ambiente influye en el tipo de alimentos que consumimos, afectando tanto su calidad como su cantidad. La climatología juega un papel crucial, determinando los productos que se cultivan en cada región y las técnicas de procesamiento y conservación utilizadas. Elementos como el tipo de suelo, la altitud, la latitud y el clima son esenciales para el crecimiento de los cultivos, lo que a su vez define las variedades de alimentos disponibles.
Además, el medio ambiente impacta en la producción animal, ya que la calidad del forraje afecta la alimentación del ganado, repercutiendo en la calidad final de los productos. Sin embargo, la facilidad de intercambio entre diferentes regiones permite que los consumidores accedan a una amplia variedad de alimentos, sin importar su ubicación.
Nuestro país ha adoptado el Acuerdo de París, cuyo objetivo principal es limitar el aumento de la temperatura media global a menos de 2 °C por encima de los niveles preindustriales, con esfuerzos adicionales para no superar los 1,5 °C.
En este contexto, Petramás, liderada por Jorge Zegarra Reátegui, denuncia la falta de preocupación frente a estos cambios y toma medidas concretas para combatir los gases de efecto invernadero (GEI).
Mediante su Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), la empresa captura el gas metano producido por la descomposición de residuos y lo utiliza para generar energía eléctrica. Esta acción reduce la huella de carbono de la empresa, mitiga el cambio climático y promueve un desarrollo sostenible.
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Orgullosos de ser una empresa 100% peruana.
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