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Las guerras, el auge del proteccionismo y el retorno de negacionistas climáticos en puestos clave, como la reciente toma de posesión de Donald Trump y sus anuncios de revertir compromisos de la acción climática, generan incertidumbre. Mientras tanto, el sistema de Naciones Unidas enfrenta desafíos para abordar crisis humanitarias y ambientales. Ante este panorama, es crucial reflexionar sobre el futuro de la acción climática y su impacto en la agenda global este año.
La acción climática global sigue siendo insuficiente, y la falta de liderazgo de los países desarrollados agrava la crisis ambiental. Ningún gobierno ni economía es inmune a los impactos del cambio climático, como lo demostraron los incendios devastadores en Los Ángeles, que causaron pérdidas de 50.000 millones de dólares. Este desastre se suma a una creciente lista de eventos extremos que afectan tanto a naciones ricas como vulnerables, evidenciando la urgencia de medidas más efectivas.
El 2024 marcó un punto de inflexión al convertirse en el año más cálido registrado, superando por primera vez el umbral de 1,5 °C establecido en el Acuerdo de París. A pesar de los avances, la trayectoria actual aún proyecta un aumento de temperatura de entre 2,1 y 3 °C para 2100, lejos del objetivo necesario. Sin embargo, el Acuerdo de París, que cumple 10 años este 2025, ha evitado un futuro aún más catastrófico. Para que la acción climática sea efectiva, se necesitan mayores inversiones, conciencia y ambición, impulsando compromisos más sólidos que reduzcan significativamente las emisiones.
En 2025, todos los gobiernos deberán presentar nuevos compromisos ambientales para la próxima década, con reducciones de emisiones de al menos 43 % a 2030 y 60 % a 2035. Aunque esta obligación deriva del Acuerdo de París, no todos los compromisos tendrán el mismo impacto. Los países del G20 generan el 78 % de las emisiones globales, mientras que las naciones ricas consumen seis veces más recursos que las de bajos ingresos. Por ello, sus planes deben transformar economías, presupuestos e infraestructuras hacia modelos sostenibles que respeten los límites planetarios.
América Latina, con excepción de México y Brasil, no está entre los mayores emisores. Brasil ha mostrado liderazgo con compromisos ambiciosos para la COP30, mientras que México aún debe superar su dependencia de los combustibles fósiles. Las promesas climáticas de 2025 definirán el futuro del planeta y deben evitar medidas insuficientes como las de Canadá y Emiratos Árabes Unidos. Es momento de priorizar la justicia climática con planes concretos y de largo plazo que garanticen un desarrollo sostenible para las próximas generaciones.
El sector privado impulsa la acción climática global mediante inversiones en energías limpias, innovación tecnológica y modelos de negocio sostenibles. Las empresas reducen emisiones adoptando procesos eficientes, promoviendo la economía circular y financiando proyectos de mitigación y adaptación. Además, colaboran con gobiernos y organizaciones para desarrollar soluciones climáticas escalables, acelerando la transición hacia una economía baja en carbono.
Petramás lidera en Perú con iniciativas sostenibles que reducen emisiones y promueven energías renovables. Gracias a la visión de su fundador, Jorge Zegarra Reátegui, la empresa transforma residuos en energía limpia, evitando que toneladas de desechos contaminen el ambiente y generen gases de efecto invernadero.
Sus rellenos sanitarios generan biogás para producir electricidad, contribuyendo a la transición energética del país. Además, invierte en tecnologías innovadoras para optimizar la gestión de residuos y fomentar la economía circular, consolidándose como un referente en sostenibilidad y compromiso ambiental.
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Petramás ha impulsado proyectos innovadores, como sus Centrales Térmicas de Biomasa y el Mecanismo de Desarrollo Limpio, ambos validados por el Protocolo de Kyoto. Esta validación internacional resalta la contribución significativa de Petramás en la lucha contra el cambio climático, posicionándola como un referente en sostenibilidad.
Orgullosos de ser una empresa 100% peruana.
Líderes en la gestión integral de residuos sólidos y peligrosos.