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Ballenas y delfines desempeñan un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. Estos mamíferos marinos no solo mantienen el equilibrio de los ecosistemas oceánicos, sino que también contribuyen a la captura de dióxido de carbono a través de sus funciones biológicas.
No solo son íconos de los océanos, también cumplen un papel esencial en la mitigación del cambio climático. Su actividad biológica ayuda a equilibrar los ecosistemas marinos y a capturar grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂).
Las ballenas almacenan carbono en sus tejidos durante toda su vida. Al morir, sus cuerpos se hunden en el fondo marino, reteniendo ese carbono durante siglos. Los delfines, por su parte, influyen en la cadena trófica marina, lo que mantiene ecosistemas saludables y funcionales.
Además, estos mamíferos favorecen el crecimiento del fitoplancton a través de sus desechos. El fitoplancton absorbe el 40 % de las emisiones globales de CO₂ y libera el 50 % del oxígeno de la atmósfera. Sin duda, son piezas clave en el rompecabezas climático.
A pesar de su importancia, los océanos enfrentan una crisis ambiental. El exceso de CO₂ genera acidificación marina, lo que afecta al fitoplancton y debilita toda la cadena ecológica.
Expertos advierten que este proceso perjudica a especies como ballenas rorcuales y delfines mulares, ya que la falta de alimento o el desequilibrio térmico interrumpe sus rutas migratorias y hábitos reproductivos. La contaminación plástica agrava el problema, al encontrarse con frecuencia restos en los estómagos de ejemplares varados.
Además de la basura, los cetáceos también sufren por contaminación acústica y química, así como por prácticas como la minería submarina o la pesca incidental. Estas amenazas combinadas ponen en riesgo su rol ecológico y su supervivencia.
En el Perú, habitan una de las costas más biodiversas del Pacífico. Sin embargo, también enfrentan riesgos por la contaminación marina, el tráfico marítimo y la pesca no regulada.
Impulsar áreas marinas protegidas y corredores migratorios seguros en el litoral peruano permitiría preservar estos ecosistemas clave. La conservación de ballenas y delfines no es solo un deber ambiental, sino una estrategia nacional frente al cambio climático.
La empresa de Jorge Zegarra Reátegui, comprometida con el medio ambiente, reconoce el valor de los océanos en la lucha contra el cambio climático. A través de una gestión responsable de residuos sólidos, evita que toneladas de desechos terminen contaminando los mares.
Sus prácticas sostenibles contribuyen a reducir las fuentes terrestres de contaminación marina, beneficiando indirectamente a especies como ballenas y delfines. La reducción de emisiones también fortalece el rol de los océanos como sumideros de carbono.
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